Han sido unos dias que nos han permitido descansar fisica y mentalmente tras un duro año.
La casa, la piscina, el ambiente, el trato de Albert y Elizabeth han sido unos anfitriones exquisitos. Muy serviciales y respetando la intimidad. El entorno se presta a una experiencia tranquila. Aunque estos dias ha hecho mucho calor, la piscina, la barbacoa, el solarium y la casa permiten sobrellevarlo bien. Los pueblos del entorno tienen el encanto de habitantes amables, y prestos a una charla con los que estamos de visita. Y la naturaleza, espectacular: paseos, noches estrelladas, volveremos sin duda.