Pasamos un fin de semana encantador. La casita es acogedora, tranquila y está muy limpia y bien cuidada. El mobiliario de madera y la librería producen una sensación hogareña muy cálida. El trato con Pablo, el anfitrión, inigualable, muy pendiente por si necesitábamos algo siempre.
Además, su terraza es perfecta para divisar con los prismáticos de la fauna que habita la zona: corzos, águilas, buitres...
Disfrutamos mucho de un paseo y de una pequeña ruta bordeando el río Cofio, que está a tan solo 50 metros del alojamiento. La estancia es más que recomendable tanto como para un viaje familiar, como para un encuentro afable y jocoso con amigos. Experiencia sobresaliente que ya estamos planeando repetir.